La oscuridad

La oscuridad se rige plana a comparación de la tiniebla,
está ahí desde hace mucho, como la niebla o la noche,
inerme, quieta, tranquila y feliz.

Se ha plantado en mi casa, como opresora que asfixia,
como savia que no ceja, como lluvia que no termina,
se sabe ganadora, no se irá como el hambre,
se sabe la dueña de mi cama, de mis noches.

Ahora no lucho contra ella.

Me limito a morir y soportar su carcajada.

Hercilia Gato 012´


La oscuridad por Hercilia Castro se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

La tiniebla

Te comparto mis tinieblas, dulce amor,
mis manos mariposas que se vencen en el silencio,
silencio que me parte y disfruto, sin cuentos a dar.

La boca que se estremece y los senos que se erizan,
mis mares fugaces y soles de medianoche,
descúbreme entre la tiniebla,
Ámame entre locuras.

Juego del fuego constante y sonante.
Tira la hipocresía y vuelca el deseo entre mis piernas,
parte mi vientre, vuelve a enloquecerme
una y otra vez.

Te comparto mis tinieblas amor,
seducete ante Hades y hazme el amor,
-quizás solo sexo-
Juguemos al dolor, al amor, a la ironía.

Te comparto mi mundo,
la tiniebla en que me ahondo y respiro
luces de centellas, me gusta morir.

La tiniebla me llama, me baja, me recorre,
me hace venir, oscura sensación de libertad
bajo el cuerpo gélido, caído, liberado.

La tiniebla que me acaece entre espinas,
dolor que vibra, placer que mata,
silencio, que va a entrar el señor silencio,
viene en su árabe caballo,
pura sangre en su espada que reivindica.

Luz de atardeceres rojos y violetas,
Cántame una canción a mi oído,
dime te amo, recorre con tu lengua mis senos,
mi sexo que escurre ternura y mi corazón lleno
de deseos.

Canta amor, toca el flautín, llámame a medianoche,
de madrugada para amarnos mejor.

Cántame mi vida, que la tiniebla
se cierne placentera en la piel,
delicia de tu boca.

Te comparto un poco de mi té de orquídeas,
mis días de celo y locura,
hoy no estoy, mañana sí, pasado no sé.

Te comparto mis tinieblas amor,
pero antes llámame, dime,
si estoy aquí o allá.

Te comparto mi fuego, amor,
te comparto mi desvarío,
devórame entre besos y te amos,
mi piel se pierde por ti.

Prende la luz cariño, que la tiniebla
no se quiere ir, y yo,
sigo apostando con ella
a que un día, todo será luz.

Se ríe,
se come mis fantasmas,
me da fuerza,
mientras, hazme el amor mi vida.

El mar truena.

Jala mi mano antes que la ola me lleve,
y deja te cuento, que te amo,
aún con esta tiniebla que no me deja ir hoy.

Tinieblas de luz.

Cántame mi vida,
antes de que los minotauros
salgan, y dime amor.

Hercilia Gato 012´


La tiniebla by Hercilia Castro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

La mano

La mano se deslizó sobre el brazo con frío, tomó su mano y la jaló a la oscuridad mientras todos dormían, incauta automática se fue tras él. El beso empezó mientras la tomaba por la cintura y ella lo acariciaba, beso largo sin decir amor ni suspiros.

El camino al encierro sin luz, tiniebla donde las manos se entrelazaron y el beso siguió, la ropa se deslizaba como listones en fuga, bajó por su pecho de hombre lobo, su pubis rizado, mientras él la recorría y se agachó a besar su clítoris de puberta sin vello.

La lengua pasó rodeándola, su lengua  bajó a su falo, la furtiva gota tocando sus labios, la tibia piel temblando en ambos, beso largo y profundo sin respirar, la mano prosigue por su clítoris, el lobo aúlla mientras el gato maullaba a lo lejos.

La mano tocó su cintura mientras ella se estremecía entre el fuego del juego, la mano sigue, encuentra sus nalgas, encuentra su mano, las manos se conocen, se desconocen y voltean, el beso recorre su cuello, muerde el beso el pubis del hombre lobo.

La mano subyuga, la lengua devora, la mirada se asemeja como halo en tiniebla, el deseo quema la piel de ambos, los cuerpos desaparecen, se consumen entre pedazos de noche, gemidos que  en silencio se pierden.

La mano se posa en su pecho, sus senos erectos, su sexo escurriendo, suspira agitada.
 Ha despertado.

Es hora de ir a trabajar, se levanta y complacida, se ríe del sueño.

Hercilia Gato 012'


La mano by Hercilia Castro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

Rapunzel y los Kat Tale

Perdida en una torre Rapunzel decidió cortarse las trenzas, le dijo adiós a los príncipes, tomó un libro de geografía y se dispuso a esperar la pasión de su socialista: Años más tarde, el socialista sin corcel, armadura ni odios llegó a besarla y fueron felices para siempre.
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Margarita se cansó de escuchar al poeta decirle cada tarde "Margarita está linda la mar" y prefirió decirle; "no Rubén, el lindo eres tú, ahora calla y hazme el amor". El poeta dejó de escribir por hacerle todos los días el amor sin el mar.
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La sirena esperó al marinero para seducirlo con su hermoso canto y después devorar su corazón, el marinero llegó y la sirena le cantó muchos días en espera del momento para comerlo, el marinero jamás cayó y la sirena se frustró, era sordo el marinero y ella jamás lo supo, optó por irse a otras islas.

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Romeo, cansado de tanta querella con la familia de Julieta, decidió divorciarse y fueron felices para siempre hasta saber que en todo ese tiempo se había cogido a su propia hermana. Se pegó un tiro.

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La cenicienta, cansada de que la pusieran a lavar trastos y le dijeran la cenicienta, decidió renunciar a su trabajo y al príncipe y puso una agencia de limpieza y tomó clases de maquillaje, nunca más le dijeron cenicienta y luego el príncipe iba a pedirle asesoría para mejorar sus negocios.

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Sherezade cansada de contarle cuentos al rey Shahria y sabiendo de sobra su final, se puso a escribir las mil y una noches, vendió su libro en la noche 999 y se fue a vivir a París. El que perdió la cabeza de la locura fue el rey cuando se enteró ella escribió su final.

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La sulamita harta de ser la amante de Salomón, decidió demandarlo y exigir sus derechos de concubina, Salomón se asustó y la dejó en libertad. Ella se puso a estudiar antropología y ganó un premio.

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Penélope seguía esperando a Ulises para cenar, al cabo de varios años y ver que no llegaba el susodicho, se puso a vender todas las cobijas que había tejido, se convirtió en accionista de Dockers. Ulises ahora espera quién le sirva la cena, Penélope está muy ocupada.

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La bella durmiente que descansaba plácidamente en el bosque, fue despertada con el beso de amor del príncipe azul, pero cuando descubrió que el afortunado era un haragán, tomó sus cosas y se fue a estudiar y recorrer mundo. Se convirtió en una excelente poliglota y traductora y descubrió que su somnolencia era por anemia.



Fin

Hercilia Gato 012´


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