lunedì 13 febbraio 2012

Altamar

Altamar
Hercilia Castro Balderas

Ya nada ocurre en altamar, las barcazas atracaron sin rumbo en la arena, encallaron con los soles del invierno. Todo estático, nada ha pasado, la ola se mueve con lentitud y agonía como paciente en hospital de cuarta.

Ya nada pasa en altamar, se acabó la tibieza de las estrellas sobre la piel y la amante se quedó en la arena a la espera de su marinero.

Ya nada pasa en altamar, las sirenas desaparecieron y sólo se escucha el cortante viento en la cara del vacío.
La piedra quedo sin la piedad de la lapa y el pulpo, los peces emigraron al hades, huyendo de los trasmalleros, huyendo de los humanos descorazonados.

Ya nada pasa en alta mar, solo queda la sirena a la espera de algún barco que la lleve a muelle seguro, a la espera del último arpón que acabe con la solitud de las aguas. Ya no hay culebras de mar, ni serpientes marinas, ni bajos de ostión, percebes, langostas o mejillones.

Ya nada pasa en alta mar, ni niños nadando y jugueteando, tampoco vaivén de plameras borrachas de sol y viento, ni lluvias  o tormentas despistadas, no hay calentonas ni pez vela, se fueron a la ignominia.

La última gota cae por su ojo, la sirena no llora jamás, esta vez lo hizo porque sabe ni el mar existe, solo quedó un espejo sin pescadores ni piratas que peleen a cañonazos.

Tampoco llegan buques ni submarinos espías,ni barcos camaronero
s destructores o cimbras letales, ni barcos japoneses para matar ballenas; la orca murió y el cachalote dejó de parir ilusiones, hasta los tiburones desaparecieron del sueño marino.

Ya nada pasa en altamar, la sirena toma el último aliento para condensarse en el espejismo e ir a buscar aquel mundo sin final, la última frontera sin límites a recorrer.

No hay luz de luceros ni de Venus coqueteando a Neptuno y los seres que un día bailaron danzas de deseos.

Cierra los ojos, contiene el aíre, se recoge el cabello rizado y trata de recordar, pero solo el olvido queda.

No hay marinero que venga por ella, no hay tritones para ir al palacio de Poseidón (el reino se destruyó con un tsunami fantasma), no habrá más hipocampos que se ponga de broche ni estrellas marinas para decorar su cabello, ni collares de algas ni anemonas que iluminen la inmensidad.

Ya nada pasa en altamar, solo quedó un espejo. La sirena sigue tomando el último aliento del denso vaho que consume su mundo.

Por fin se cansa de esperar pececillos y ser la última especie que un día contó hazañas de marineros y pescadores en lucha.

La arena murió y lo sabe, el arrecife y el manto coralino se volvieron cristales cortantes y sangrantes, ya no hay poesías ni historias que contar, “ya nada pasa en altamar”-piensa- y cierra los ojos.

Contrae las aletas de su medio cuerpo, vuelve a cerrar los ojos mientras la piel empieza a quedar inerme, solitaria, “no más cantos, mi altamar”.

No hay aves marinas, mal augurio para ella que conoce el lenguaje de las mareas y los suyos.

Alza la cabeza y mira la imponente solitud de la tiniebla sin rayos ni huracanes, ciclones o remolinos. Estira su cola y echa la última maroma para sumergirse en el agua de la nada, la frialdad.

Ya nada hay en alta mar, no hay mas historias que contar de pescas, naufragios o rescates ni soles, ocaso, o lunas de octubre que apasionen las aguas saladas y bañen a los amantes que nadaron desnudos alguna vez, todo se volvió un espejismo, se le volvió un sueño eterno.

Cierra los ojos, maromea, se sumerge, ha desaparecido sin cantar ni un adiós.

Ya nada pasa en altamar, todo se volvió decadente concreto de olvidos.

Ya nada pasó en altamar, hasta la mítica sirena, decidió desaparecer al ver que nada pasaba en su altamar.

El reino de la orilla sin fin, murió junto con la última sirena.

Ya nada pasa en altamar, ni yo lo recuerdo porque tal vez, fue un hermoso mito que jamás estuvo
.
Ni sirenas ni marineros ni aquelarres marinos.

Ya nada pasa en altamar.

Altamar murió y la última sirena desapareció.

                                                                     Hercilia Gato 012`


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