lunedì 13 agosto 2012

Piel de Gato




Se arquea una y otra vez en la cama, a la espera del hombre.
Mano que engulle hasta hacer ronronear.
Se deslizó como seda bajo la modorra del sueño,
aún soñando el llegará.

Lo atrapa, le lengüetea mientras él se acercó
al refrigerador, se sube lo alcanza, lame el interior de su garganta.

Cazador que desgarra, se retira, se acerca,
gato que maúlla para sentirse deseado.

Él llama al gato, el gato va tras la presa, o se apresa,
según desee.
"Minino te espero en el cuarto".

Su mirada se dilata tras él hombre, algo quiere,
como siempre quieren los gatos, de puntillas para saltar al cuerpo con cautela, lamer la luna y devorarla, desgarrar al hombre, poseerlo.

Piel de felino que se eriza al tacto, se mece al vaivén de la mano,
baila a través de las piernas del hombre, entre sus piernas.

Come de su mano, lo acaricia y lo carga, lo besa.

El gato se balancea como columpio a punto de romperse,
cae en cuatro, nunca muere, respira lento.

La noche llega y va tras el hombre que le cuenta historias que no entiende,
que traduce en su interior sin decir nada, pero poniendo atención.

Está desnudo, y el gato seductor, olímpico se sube al proveedor de sueños.

Sus ojos se dilatan, posee la capacidad de ver en la penumbra, busca la cama para refugiarse.
Lo ha encontrado, no lo suelta.

El gato acepta la caricia mientras ronronea, se posa en sus brazos, baja lento,
la caricia sigue mientras él le admira,
se vuelve a arquear con dulzura.

El felino se transforma, baja al falo del soñador, lame lento,
rápido,  se monta, deja que lo monten.

Dos gatos se encierran a espaldas del mundo,
se dejan pertenecer, hembra que maúlla, macho que sigue
entre las patas del gato.

Maullido que sube de tono, se encaraman los gemidos como
hiedra al árbol, entra duro, sin preludio, tal y como debe ser.
Le maúlla deseos mientras la respiración se agita
una y otra vez.

Bebe la leche que le ofrecen, escurre entre sus labios, la lengua goza,
el macho disfruta, se parte el felino en cuatro tal y como lo hace su especie,
se deja partir y disfruta al hombre que lo sacude, acaricia.

Tiembla el mundo, se cimbra una cama,
el viento quiebra afuera mientras la marea sube.

Se mueve suave, duro, agitado entre las piernas del hombre,
sube a su pecho cansado de éxtasis de caricias y lengüeteos,
sábana de oscuridad.

El afuera no existe.

El gato termina de beber la leche y los sueños,
mientras él duerme, rendido de acariciar al pequeño cazador
de galaxias.

Se va, la noche apenas comienza y hay que cazar mariposas nocturnas.
La piel del gato se refresca con el temporal, no hay nada más que hacer,
sueña el gato que vaga por otros mundos.

Amanece, la caricia vuelve y ha comido de nuevo,
el hombre se tiene que ir a trabajar y el gato solo observa.

Da media vuelta, se sonríe sin que lo vean,
sabe que el mundo es suyo, y se desvanece
en la cama.

Rendido, recuerda que el hombre volverá,
"no hay nada más qué hacer" - piensa- .

Se estira coqueto, y deja los deseos
bajo la almohada.

"Otro día será" -piensa-.

Al final, se duerme con los maullidos adentro.

Piel de gato se queda soñando
qué será gemir como lo hace el humano.

Piel de gato se duerme.

Hercilia Gato 012`

Licencia de Creative Commons
Piel de gato by Hercilia Castro Balderas is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

martedì 7 agosto 2012

Ganas





Las ganas se asemejan a tu boca,
tu boca que me roba un beso a medianoche,
beso que no deja respirar
y pone la mente en blanco.

Las ganas se asemejan a tus manos, tus manos que me jalan,
me llevan al cuarto y empiezan a desnudar.

Me quitas la pantaleta y mis piernas tiemblan,
como adolescente, como la primera vez,
como la segunda vez que vuelves a meter tu lengua
en mi sexo que escurre.

Escurro a mares y siento tu sudor,
las ganas, tus ganas de entrar en mi.

Tus ganas me tiran sobre la cama,
rodean mis piernas y las jalas a tus hombros,
tus ganas me poseen mientras tus verdes ojos sonríen
perversamente.

Una, dos, tres, cuatro...
Toda la madrugada a tu lado,
todo tu cabello entre mis dedos,
todas mis uñas arañando tu espalda.

Grita mi nombre

Las ganas se asemejan a la ira,
esa ira de amarnos violentamente,
madrugada de rapto de besos.

"Cierra los ojos, tienes una pestaña"-dijiste
Pero eran tus ganas de besarme sin que te viera.

Las ganas de seguirte amando, besando,
mojando tu sexo como si fuese la última vez.

Fueron las ganas de la última vez.

Al amanecer solo restos de tu cuerpo en la sábana.

"¿Seguimos al rato?"-dijiste

Pero las ganas te llevaron a otro lugar,
y mis ganas me llevaron a no sé qué comunidad.

Las ganas de nuestras noches
quedaron en la piel.

Despierto, estoy despierta,
y sigo recordando tu cuerpo adentro de mi.

Ganas de volverte a sentir...

Y sin embargo, algún día
regresaras a mitad de la madrugada,
a robarme más besos,
y a sentir tu sexo adentro de mi boca,
viniéndote con ganas.

Vente con ganas sobre mi morena piel,
mientras el mar suena de nuevo escuchando
nuestros gemidos...

Hercilia Gato 012`

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Ganas by Hercilia Castro Balderas is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.



Miedos

Tengo las horas contadas, tan contadas, que no puedo ni cambiar mi testamento (sí, yo sí tengo testamento 27 años ha). Tengo mie...