domenica 3 febbraio 2013

Bertolt Brecht

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles". Bertolt Brecht.





Creí en Bertolt Brecht, 
de aquellos hombres que luchan
un día, un año, muchos años, toda la vida.

Creí que el sol salía aunque la luna lo opacara
y se hiciera protagonista como estrella de cine.

Creí en que alguna vez, mis ojos café tibio
verían la nieve sobre la arena, y granizo en el mar.

Creí en el poder popular, ese que anhelamos
los tejedores de sueños, los idiotas idealistas,
los poetas y mentirosos literatos.

                            Savia de sueños desplomados de luchas en ciernes,
                            aquellas que unen la raíz de las entrañas, de la piel,
                            hechizos mañaneros que conducen al resucitar de la vida,
                            columnas de resistencia hecha a manos,
                            vuelos de cometas que llevan los niños futuro.


Apliqué las historias de amor imposible
donde todo termina en vivieron felices
para siempre.

                      Pero desperté en otra realidad,
                      Realidad de mujeres asesinadas,
                      hombres presos por pensar y luchar,
                      voces de desaparecidos bajo la arena,
                      tirados al mar, 
                      niños halcones y guerritas de tiranos gobernantes.

El sueño de la cama se desvanece,
el cuerpo tiembla con la tortura,
el capitalismo neoliberal muere,
salve el capitalismo corporativista,
dicen los analistas.

                            Soñé con tus ojos,
                            con tus manos que me hicieron 
                           tirarme al vacío sin temor alguno,
                           soñé que la humanidad existía,
                           pensé en tu deseo revolucionario,
                           Que todo era real y no soma,
                           Nada fue verdad.


Al final, un gato se tira por la ventana
a su mundo irreal,
ese donde es dueño a placer de tejados
y estrellas,
donde maúlla palabras
y destella celo y humedades.

Donde comenzaba a hablar el lenguaje 
humano, y quiso contarte cuentos
y sueños,
Pero sólo el maullido quedó,
Los humanos le recordaron,
jamás dejaran de ser humanos 
agrios y crueles con el ser y el prójimo,
su condición humana.

Bertolt Brecht se equivocó,
la revolución murió,
y el gato se fue ya por los tejados
para saltar a la galaxia más lejana
e inventar historias reales
con un final feliz.

Un mundo feliz, dueño de sí, vive el gato.

                                                   Hercilia Gato 013`




Licencia de Creative Commons
Bertolt Brecht se equivocó by Hercilia Castro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

Miedos

Tengo las horas contadas, tan contadas, que no puedo ni cambiar mi testamento (sí, yo sí tengo testamento 27 años ha). Tengo mie...