mercoledì 29 maggio 2013

El cuerpo de la droga

El cuerpo de la droga


Hercilia Castro
Y así
Le dije
Con desolada
Y cristiana
Bondad:
Desnúdate
Que yo
Te
Ayudaré. Con Pasión-Efraín Huerta

No puede ser que ya no pueda vivir sin la droga, me la paso en el letargo pensando en la noche, en que no llegue la noche para no tomar los malditos sicotrópicos del cuadro II- Pensaba Amalia mientras estaba envuelta en su toalla blanca fumándose un Moore y tomando su taza de café mientras el agua le escurría por los hombros.

Debería entrar a uno de esos grupos de neuróticos anónimos, o a un cuarto y quinto paso, bah! Qué más da si solo va gente doblemoralina como esa que va todos los días de su vida a la iglesia y ahí mismo critican al prójimo- Pensó mientras se quitaba la toalla para cambiarse de ropa y usar algo cómodo para andar en casa.

Demonios, ya no puedo más, ayer tomé 16 gramos de rivotril sin sumar la loratadina y el naxén (para colmo no tengo ibuprofeno ni la Reyna)…Una Reyna me caería muy bien ahora que sigo adormilada por el efecto del clonazepam.

Tal vez debería ser normal y terminar con esta adicción, los normales trabajan bien sin drogas, pero qué va, yo nunca he sido normal, me aburro con facilidad de la mediocridad y de los aburridos amantes, aunque ninguno como Adrián.

Tener esa sensación de que el cuerpo se calienta hasta el éxtasis, que uno pide más orgasmos y termina dormida por más de 18 horas, sentir cómo te quemas, pedir más y más, aunque ya no te toque más, tu amante, venirse, mojarse y terminar dormida plácidamente.

Amalia se recostó en el suelo con los pechos al aire, su sexo sintió el roce del viento, la brisa en su pubis depilado, la mano que bajaba en la entrepierna, la boca de Adrián en su cuello mientras ella sufría estertores de placer, el jaloneo de él hacia su sexo como tenía tiempo no se entregaban, el cuarto a media luz y la ventana del cuarto que daba al otro edificio donde, maliciosos ojos los veían.

Una y otra vez el balanceo, los gemidos de ella en sus oídos, destrozaba lo que estaba a su paso, mientras él bajó y metía su lengua en su clítoris, su vagina y ella lo rodeó con las piernas y jaló con sus manos sus rubios cabellos a su sexo.

Bocabajo, bocarriba, de lado, el sudor de los amantes incontenibles, el placer exquisito y la fusión de sus líquidos uno solo.

Toda la noche de Adrián, toda la noche Amalia al desnudo, unidos como siempre y sin final.

Al día siguiente el teléfono sonó todo el día pero nadie parecía escucharlo y por la ventana, el sol se colaba con irónica sonrisa.

Beatriz, la hermana mayor de Amalia fue a su departamento preocupada por Amalia que hace días no respondía, cuando entró, la halló desnuda sobre la alfombra, rodeada de los barbitúricos y una Reyna clavada en su cenefa.



 Hercilia Gato 013´

martedì 21 maggio 2013

Amo tu cuerpo

Amo tu cuerpo cuando reposa en mi,
cuando tus labios rozan mi cuello,
cuando tus manos pasean entre la miel de mi cadera,
cuando tu pecho se enciende y tus ojos iluminan
la habitación.

 Tu cuerpo me ilumina.

Amo tus piernas que se agitan en mi,
con tu sexo que me rompe, que pido que me destroce,
que no pare de quebrarme el aliento,
hacerme gemir una y otra vez.

Amo mojarte, venirme en ti,
que me pongas en cuatro y me montes
como animales en celo,
amo tragarme tu semen,
que escurras por mis labios.

Amo tu último aliento,
la última frontera de nuestro éxtasis sin final.

Amo tu cuerpo.

Tu cuerpo ya no está.

Está el cuerpo de él.

Mi cuerpo no responde, no lo ama,
mi ser descubre que me faltan tus besos.

Mi cuerpo te araña en la ausencia,
se desgarra en la nostalgia
y trata, de cuerdamente, volver
hacia ti.

Aunque ahora enloquezca sin tu amor.

Hercilia Gato 013´

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mercoledì 15 maggio 2013

Vino a visitarme mi padre




Vino a visitarme mi padre mientras trataba de dormir la siesta, me asusté porque pensé estaba dormida pero no, aun seguía despierta-dijo Ara.
-Ya te he dicho que reces, que hagas oración y eches agua bendita- le respondió su madre.
-Pero es que sentí que alguien estaba a mi lado y me preguntaron qué hiciste, y ahora que lo pienso, fue mi papá.

La mujer guardó silencio y con la mirada en otro lado le contestó-Tu padre no te olvida.

Ambas callaron mientras terminaron de cenar, sabían, que algunas cosas no se deben explicar porque a veces son ilógicas o resultado del cansancio, pero ninguna quiso hablar más.

Ara se despidió de su madre y se fue a su casa, pero en la mente le pasaba la idea de que esa noche tenía que visitar a Sergio, su padre muerto, ocho años atrás.

Se puso a preparar su bolsa de trabajo para el día siguiente y cansada de la ropa se desvistió para tirarse a dormir y olvidar la voz de su padre.

se puso el short y la blusa azul de tirantes para dormir, mientras buscaba música en el computador para relajarse y perderse en el sueño.

Cogió una crayola roja y pintó una puerta, la puerta se abrió y comenzó a caminar por una pradera llena de flores blancas, margaritas, lilas, un cristalino arroyo murmuraba y una ligera neblina cubría un paisaje sin sol. Se sentía feliz y ligera en ese lugar desconocido.

Cuando de repente vio a una mujer vestida a la antigua, con una enorme falda y un delantal, su cabello trenzado y los ojos azules, extraviados en algún punto, la mujer la miró como si Ara no existiera-¿Qué quieres?-le dijo.

Vine a visitar a mi padre porque hace rato él fue a verme, se llama Sergio- contestó decidida  la extraña mientras comenzó a sentir el frío del lugar.

Tu padre ya está muerto y somos muchos aquí, no deberías estar en este lugar, los vivos sólo causan problemas, además, él está ocupado cuidando a su gato, vete y deja de buscar respuestas a lo que no tendrás ahora-le refutó la mujer.

Pero quiero ver a mi padre, quiero saber qué me quería decir, no me preguntó más que qué hice, quiero verlo porque él fue a visitarme-decía necia Ara.

Aquí no hay tiempos de visita, salimos cuando queremos pero ustedes no pueden entrar a nuestro mundo, vete si no te vas a quedar para siempre, tonta mujer.

Vine a ver a mi padre y no me iré hasta verlo. El clima comenzó a cambiar y una oscuridad se cernía sobre las flores, vivas, coloridas, mientras sombras humanas rodearon a la mujer y a Ara, que seguía necia en ver a l padre fallecido.

La comenzaron a rodear mientras escuchaba murmullos y carcajadas y sentía que su piel se enchinaba, que un escalofrío la recorría y el corazón se le iba a reventar.

Déjenla- se escuchó la voz de un hombre mayor vestido con una camisa rala color amarilla y unos pantalones grises mientras un gato iba a su paso. Las sombras y la mujer se retiraron a toda prisa.

!Vine a visitarte, papá!-dijo emocionada Ara- Vine a preguntarte qué me ibas a decir, mira, Mitzi sigue igual,  ¿ya comiste?, ¿están tus amigos aquí?.

Deja de hablar tanto, eres idéntica a tu madre, necia; Aquí no comemos, todos estamos bien, hasta Mitzi se la pasa de huevón. No debiste venir, a menos que quieras quedarte, pero allá te necesitan, ¿quieres quedarte?.

No lo sé, sólo quiero que me digas por qué me preguntaste qué hice, en realidad, no hice mucho, me la pasé trabajando y como me sentí mal me acosté cuando llegaste, papá, ¿qué me ibas a decir?- Preguntó la chica.

Nada, sólo quería saber si estás bien y ya sabes que seguido voy, lo sabes, no sé por qué eres necia en venir a este lado, aquí todos estamos muertos pero tranquilos.

-¿También los niños y los que ha matado el gobierno?- cuestionó Ara.

Sí, tardan en adaptarse porque no querían morir, nadie espera morir, yo no esperé morir en ese quirófano cuando me metieron los médicos- dijo Sergio.

Aquí se platica de los sueños, muchos tenían sueños y extrañan a sus familias, por eso salimos, hasta tus gatos salen a dar la vuelta, pero los que mueren violentamente tardan en llegar, por eso los verás que se te acercan, o que andan en la calle perdidos, al final, todos nos juntamos aquí.

-¿Qué me ibas a decir?necesito saberlo- insistió la chica mientras cargaba a sus gatos que se habían marchado tras su padre al morir.

Nada, sólo  quería saber si están bien, debes irte y ya deja de ser tan necia, come que estás muy flaca y no pelees con cualquier pendejo.-la aconsejó.

Caminaron por el valle floreado y friolento, mientras Ara veía un grupo de personas que jugaba cartas y un hombre de traje se le acercaba y le pedía si podía buscar su celular. Una niña lloraba pidiendo ver a su mamita, otros más se reían y un chico vestido como en los sesenta le daba un volante para una manifestación-Vaya, vaya señorita, pero tenga cuidado porque los judiciales nos andan siguiendo. Dijo.

Se les olvida a veces que ya murieron-le dijo su padre.

Vine a visitarte porque tú fuiste, te voy a seguir esperando aunque no avises ¿quieres que le diga algo a tu mujer? te extraña-

No, sólo dile que todo estará bien- Respondió el muerto. La gente seguía pasando hasta que por fin padre e hija llegaron al inicio de la pradera, una tenue neblina seguía cubriendo los campos de flores y el arroyo que Ara vio al inicio se convirtió en un río caudaloso y azul marino- Debes cruzar- le dijo Sergio.

-Papá, ¿existe ese hombre que le llaman Dios?- preguntó- No sé quién sea ese tipo, por cierto, dile a tu madre que yo nunca quise que me bautizaran ni que me pusieran aceite al morir.

-Le llaman santos oleos, papá- dijo Ara-Como sea, ya debes cruzar.

La chica acarició a los gatos y abrazó a su padre, como la hija que extraña al padre desaparecido en una guerra sucia o en una guerra fallida e inventada.

Brincó nostálgica al río, mientras se daba cuenta que manos y rostros gritaban pidiendo auxilio para no llegar al valle y bailaban en el agua cuerpos mutilados y seres míticos, al llegar a la otra orilla, no vio más a su padre.

-¿Ya lo viste?- Preguntó la pálida mujer de trenzas que la recibió-Ya, gracias.

La anfitriona sonrió y le abrió nuevamente la puerta hecha de crayola, mientras sus ojos azules parecían mirarla compasivamente, aunque Ara, sabía estaba muerta.

Atravesó la puerta de la roja crayola.

A la mañana siguiente, Ara fue encontrada agonizante mientras le repetía a su anciana madre "Vino a visitarme mi padre, te manda decir que todo estará bien...". Los ojos se le cerraron mientras en la mano tenía un ramito de flores lilas.


Hercilia Gato 013'


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martedì 14 maggio 2013

La imagen del fotógrafo

Se alocaba la gata pensando en los últimos días dónde andaría el fotógrafo, el recuerdo la asediaba con ganas de volver a chupársela.  Nayla (la gata) había conocido a Horacio en uno de esos momentos que pinta la casualidad.

 Ambos comenzaban a exponer sus obras de arte y se encontraron en el Anatma Café, propiedad de Claudia que también aparte de vender chapatas  y smothies quería darle un espacio a todos aquellos locos artistas que se pararan por su local. En ese entonces Nayla tenía 24 años y Horacio 21, él buscaba afanosamente mostrar sus cualidades como fotógrafo y ella, sólo pensaba en el trabajo y revolcarse con cualquiera que deseara su cuerpo de esbelta mulata.

Meses más tarde, decidieron hacer una exposición colectiva de foto, pinturas y esculturas eróticas que organizaron con una rusa que al final los tranzó y con el abstracto escultor Ignacio. Fue ahí donde Nayla usó por primera vez el seudónimo felino. La exposición rompió esquemas y espantó a uno que otro pueblerino por las imágenes desnudas y policromáticas. Un mes después, expusieron la misma obra en la Casona de Juárez en Acapulco.

Aparte del arte y la embriaguez de colores con el grupo que formaron, las cosas no pasaban más allá entre Nayla y Horacio que una profunda amistad donde ambos compartían secretos, sueños, y deseos de ser los mejores artistas.

Pero en ese andar Nayla conoció a Franco Cianci, un arquitecto italiano y pintor que era un solitario en busca de tranquilidad, a sus 50 años sólo quería vivir tranquilo y hacer crecer su negocio de típica comida italiana. José, primo de Nayla los presentó, y ahí comenzaron las noches de follaje hasta la madrugada, hasta las tardes, el sexo desenfrenado y el deseo que rompió la tranquilidad de Franco.

Una noche Franco le preparó una cena con velas y flores a Nayla- ¿Puedo invitar a Horacio?, dijo ella- Sí- contestó el amante italiano. La velada del trío se hizo interminable, departiendo opiniones sobre fotografía, arquitectura, música y pintura. Después de irse el invitado Franco dijo a Nayla-Él te ve más que una amiga, ustedes se tratan como algo más- ella se sorprendió e hizo caso omiso del comentario que albergaba celos. Terminaron desnudos nuevamente sobre la duela con la música italiana a todo volumen hasta terminar cansados de tanto follar.

Un mes después, Franco le propuso a Nayla ser la señora Cianci, pero ella no aceptó, no podía renunciar a su apellido por sólo la promesa de irse con su amante a Italia. El resultado, fue el final de la relación con el cincuentón que la hacía desvelarse y amanecer mojada.

Horacio, al ver que no tenía futuro en ese pueblo, le dijo a Nayla que se iría a Monterrey, ella se sintió feliz por la decisión de su amigo fotógrafo, y sobretodo porque encontraría más oportunidades para mostrar su arte visual.  Una tarde, él la invitó a que fueran a dar una vuelta con sus amigos y tomarse una cerveza. Nayla aceptó y atras de la Van escuchaba toda la perorata superflua de los amigos de Horacio, que no erán artistas.

Llegaron al Mirador y empezaron a tomar y fumar nicotina, a inhalar coca, ella sólo consumía nicotina, soda y rivotril, entre la peda de los chavos, Horacio le agradeció la confianza en su trabajo, pero el calor comenzó a subir y se comenzaron a besar y a fajar delante de los demás, el grito de espanto fue de la amiga open mind, mientras que su amigo Lalo se cachondeaba de ver cómo el fotógrafo, le bajaba los tirantes a Nayla y ella dejaba que le besara los senos delante de ellos.

Pero luego siguieron otras salidas a divertirse que terminaban en besos, en la segunda ocasión mientras Lalo manejaba el auto, atrás Nayla se subía en Horacio mientras él le decía que sólo con ella podía tener erección a pesar de tomar su medicamento para la depresión, a ella no le importaba, terminó poniéndole el condón y cogiendo en el asiento trasero.

Las tardes de fuego se extendían, hasta que Nayla aceptó que Lalo participara y se fueron a un motel los tres. Llegaba al estudio de Horacio y terminaban cogiendo, sin hablar, más de arte o planes de irse o los proyectos que al inicio los unían, ya no querían platicar, ella solo quería chupar el pene de él y sentir cómo se venía en su boca, sentirlo adentro, y después sentirse culpables porque "eso no es profesional".

Pero lo mejor de su relación era saberse exhibicionistas, que en el auto los miraban otros mientras gemían, detenerse en la carretera para follar, para que Horacio la apretara y rompiera la primer frase que le dijo en el Mirador: "Besos en la boca no, besos en la boca no porque nos enamoramos".

Sin embargo, Lalo que siempre era el cómplice de los delirios mojados de su amigo y Nayla, comenzó a buscarla aunque ella lo rechazó en varias ocasiones. Fue esa madrugada de navidad cuando Lalo le gritó a ella para que salieran y le marcó al celular, la chica, lo mandó a freír espárragos y eso detonó terminara la aventura con Horacio ya que se sintió invadida y presionada por un extraño que no le atraía como él.

El tiempo y las circunstancias  los nuevos amantes los separaron, hasta esa noche, después de casi cinco años de no verlo, se encontraron en la calle, ninguno de los dos cambió físicamente  y Horacio le preguntó si se había casado, ella respondió con un no y quedó la promesa de volverse a ver.

Pero las últimas noches, el recuerdo del cuerpo de Horacio y esas imágenes de desenfrenada pasión la aturdían, el olor del semen  el mojarse arriba de él, abajo, el sentir su lengua en su clítoris, el volver a andar en un auto cogiéndose sin importar la gente los viera, los besos en sus senos, las lenguas enrolladas rompiendo un tonto pacto y los gemidos del fotógrafo al venirse en su boca.

Esa noche, la gata decidió dejarle un recado en su facebook: Quiero verte para que terminemos esa sesión de desnudos. Y se quedó a la espera de la respuesta, de ese fotógrafo que captó su cuerpo desnudo entre semáforos, moteles, estudios y miradores, a la espera de la desnudez de los cuerpos encimados...

Hercilia Gato 013´

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Miedos

Tengo las horas contadas, tan contadas, que no puedo ni cambiar mi testamento (sí, yo sí tengo testamento 27 años ha). Tengo mie...