sabato 14 giugno 2014

De noche y de día



De nuevo llega, así, inesperado.
 Es de estos días en que recurre a la piel,
 y no porque lo invoco o tal vez sí.
 Insano, me gusta su amor así,
 su deseo mejor dicho.

Que me arrebata en el día, la tarde, la noche, la madrugada. Pero a veces viene con más fuerza, recurro a él cuando sobrepasa los límites la humedad. En ese punto en que tocarse prende la hoguera, ese fuego que arrasa con el cuerpo, con l piel, que quema sembradíos, el bosque, los pueblos que se quedan con sus viejos esperando la lluvia, incendiados mueren, quemados cuando pasan los paras y prenden el cerillo.

O tal vez fue el ERPI quien prendió la mecha y por eso siguen resistiendo allá arriba (el arriba desconocido). Pero regresa a mi, subo por él, le pido que siga y no me deje porque amo que me tome por asalto en las madrugadas.

Luego reflexiono y pienso que no debo llamarle, pero hoy es uno de esos días en que regresó de viaje y no puedo evitarlo, su nombre me llama. Como en aquellos tiempos en que mi carne era su más preciada posesión, así como en éste tiempo.

Me invade las piernas, no él, sino él, que me turba y uso artilugios para que se desconozca, que no sepa lo que pasa en éste laberinto de letras que serpentean la curva de sus muslos y la entrada al paraíso, su sexo erecto todo los días.


Sabe que lo invoco, lo sé, lo huelo, me huele entre las piernas como un cachorro, como un animal que reconoce a su presa (Si por nosotros fuera no existiría más nada que cogernos), así mete su lengua, y me posee, me vibra el corazón como caballo desbocado, como gato al acecho que pareciera uno se infarta.

Luego regresa y me invade, con su flota de marines totalmente armados, entra en mis montañas y desviste mi cuerpo, duramente, violentamente, duro, duro, duro, le pido que siga y no se detenga. Pero a él le gusta jugar, sabe que ruego por sentir su verga antes de la comida, después de la comida, qué importa, sólo me quiero venir.

Es clara mi egolatría, mi egolatrismo a su falo, y al poder que me da saberle entre mis piernas, lo sé, lo supe desde que nos encontramos en esa ventana que lleva al infinito, el pestañeo entre la razón y la fantasía.

Todas las noches se desliza, sube entre mi sexo, le busco, trato de aprisionarme en sus caderas, sus brazos que me nublan, me enturbian la razón y las circunstancias de estar aquí o perderme en el mundo paralelo, ese paralelismo donde Saturno tiene doce lunas y los pegasos existen, cabalgo en ellos, él me monta y me sacude, se vuelve cisne y mete su miembro en mi vagina, le escurro, ahí, en lo increíble para el ser, me lleva y me hace venir.

Entre las penumbras se anuncia, baja con su lengua, lo siento, me quita las sábanas y me tiro desde siempre me contraigo de rubores, exploto cascadas, manantiales de peces dorados, me tiene loca, me pierde en sus brazos, sus caricias. No estoy aquí desde hace días, ni de noches noches y días llevo perdida en los sin lugares singulares de la locura.

Dejo que me abra, que se metarfosee con mi cuerpo, somos la amalgama perfecta, desnudos, yo con él, él que viene de nuevo, mis nalgas le llaman y entra, así, duro, sin más ganas que tenerme. Temo que amanezca, despierta no le veo.

Anochece, se ha ido como se va el sueño. Ignoro si volverá, pero lo presiento, que me llamará en la madrugada, iré tras él, con él, buscándolo a él y siendo su presa, ahí, entonces, comenzaremos el juego de nuevo, el juego de los amantes, el sueño de los amorosos, de los Eróticos, seguiré siendo su niña, y me permitirá estar desnuda sobre su sexo, sobre esta puerta en la que le dejo entre ver mis ciegos deseos, mientras tanto, me corro en su boca. Mi humedad precisa, al terminar, me coja con sus besos de miel. Su semen que escurre en mi.

                                                                Hercilia Gato 014´

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mercoledì 4 giugno 2014

Confesiones


Me la paso escurriéndome de ti, todo éste día.
 Es decir, no es una cosa obsesiva pensarte en sexo,
escurrirte en sexo,
 escurrir-me y caminar así pensando en ti.

 Con los mármoles y los lobos en todas las calles,
con las aceras grisaceas, llenas de suciedad
 mientras los niños se sientan en la banqueta
 y se llevan las manos a la boca
 con coloridos germenes
 mientras sus madres quinceañeras parlotean con las vecinas.

 Es decir, no es pensar sólo en cogerte,
 es que me resulta inevitable caminar escurrida
 pensando en tu falo adentro de mi boca,
chupándote y sintiendo tu respirar agitado,
 no es sexo, es decir, forma parte de mi.

La calle se detiene, o la detenida soy yo,
lugares polvorientos cruzan por mi,
calles sin pavimentar,
no hay agua, no ha pasado el carro de la basura,
no me alcanza para el micro, debo pagar la mensualidad,
en la tienda de enfrente venden droga, al vecino lo mataron
porque era halcón,
secuestraron al hijo de un ex alcalde,
hombres armados entraron a su casa y se lo llevaron.

Protestamos ayer por un periodista asesinado,
hoy otro periodista infartado, mañana habrá otro periodista amenzado, levantado, asesinado
la tela de la araña donde se mece el paquidermo, canciones de cuna faltan
para calmar la desazón, la incertidumbre aunque el periodista llore después de verse en la tumba.

La marcha viene el día que el diablo se canse, parloteamos, gritamos, juramos ante nuestra bandera que queremos justicia, buscamos ser escuchados, hablamos, hablamos, se nos va la vida, otra vez nos quitaron la vida.

Luego me corro, amor, entre estas calles donde no hay nada,
luciérnagas de papel revolotean entre mis manos, juegan a escribir, deletrean tu nombre,
tu nombre que te lo sabes de memoria, bajan entre mi falda, se suben entre las piernas,
se mojan antes de que las metas.

Estoy empapada amor, de deseos y de ti, de vocs y de luz, de rayos y de oscuridad, de martirios e inconciencia, lecturas de noviembres cansados, junios que no son libres, diciembre no puede esperar, cógeme de nuevo mi cielo.

Hay una voz, cantaleta entre mi pantaleta que me invita a mojarme, pero le digo que no, aún estamos en horario laboral, aún no llega la noche, aún no llega en día de las libertades. Podemos coger mientras tanto? Una hoguera afuera se prende, manifestación de los oprimidos, de los rebeldes, de los soñadores, de los masacrados, los marginados, esos, que están hartos de eso que llaman Capitalismo.

Los chicos corren afuera mientras los zanates cantan, atraen en su canto a la hembra, se lucen y son felices. Las hojas del amate caen mientras camino en la memoria de tu piel. Confieso me corro cada que pienso en ti amor, trato de censurar los malos pensamientos, mi ninfomanía adherida a mi inconsicnete subconsciente, a las ganas que te traigo porque enciendes mi libido mientras el mundo perece y las brigadas de la muerte limpian las calles de Brazil.

Adentro hay un gato a tu espera, te acecha, te espera abierto, gustoso de lamerte, que lo acaricies y arquearse sobre ti, agitado y sensual, excitado de sólo mirarte, saboreando tu piel, esperando beber  tu leche y sentir cómo escurre en la boca, saborearte el deseo.

Llevo tu nombre marcado en mi nuca, tus besos, corrijo, marcados ahí como flechas que marcan el camino, los destinos cruzados antes de llegar a la fatalidad, a la realidad. Llevo tu amor en mis entrañas, en mi mundo secreto. Humedecidos nuestros sexos, con el tango de tu lengua entre mis pezones, la locura de decirte que me faltas esta tarde nublada. El corazón suspira en el medio de tanta desgracia que lo acosa, noticias malas, les dicen. Mientras, te pienso para escapar y llegar a tus paraísos secretos.

La tormenta viene, y yo sigo escurriéndome.

                                                               Hercilia Gato 014´


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Sueño erótico



Hay un sueño erótico que no me deja,
me aturde, me toma por sorpresa,
viene de cada tanto en la madrugada.

Me toma cuando estoy bocabajo,
me posee sorpresivamente,
inevitablemente,
toma violentamente
mis piernas.

Me folla hasta romperme
de placer.

Pienso, le digo que es un error,
que se ha equivocado de sueño
pero le abro más las piernas
para que meta su verga.

Luego sale, inmediato,
me pone de frente y se
sube a meter su falo en mi boca
mientras su lengua se pone
en mi sexo.

Me chupa, le mamo,
quiero que se venga en mis deseos,
lo oculto del cuerpo
que no tiene sentido.

Rompo en gemidos, el fuego
me alcanza, me quemo,
se quema y se incendia el cuarto.

Me pone en cuatro,
el agua explota y se inunda
la recámara, escurre el agua entre
mis piernas, las paredes humedecidas
del deseo púrpura que le entrego.

Me convierte en tormenta,
la tormenta que se avecina y le rompe
los tímpanos,
dice que el es la tormenta,
sí, me  atormenta de placeres.

Una y otra vez
me hace venir,
su semen me baña,
por atrás, por delante,
me da de comer su esperma
y se embarra en mis senos,
pierdo la cuenta de las horas.

Esto no es real,
pero me gusta,
yo no soy yo,
soy otra,
levito con su lengua
en mi clítoris,
desaparece.

Luego viene otro
deseo, me poseen,
el plural comienza hasta
terminar en éxtasis,
las manos que se multiplican, las piernas y sexos
embravecidos como olas, como si fuera
el último día de los falos y las vaginas,
se montan las lenguas al derecho
y al revés, el multiorgasmo
no acaba, sigue, hasta el despertar.

Lo busco inevitable,
a ese sueño,
entre ese punto del
despertar y la somnolencia.

Se ha ido.

Volverá
y estaré pendiente de su verga,
su arma que me somete
hasta la inconciencia.

Los hombres no entienden
de humedades, se encelan,
por eso omito ya contar
que algunas veces,
llegan extraños a mi psique.

Amanece,
es mejor
que esconda la humedad
de la cama o le pida
que me vuelva a coger.

Mi realidad es
el sueño intangible
es mi casa eterna.

Yo vivo de deseos.

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