venerdì 29 settembre 2017

Carta 15



Qué fea es la depresión, re escribirme para saltar, para enredarme, esta sensación de no poder avanzar, de que no ha nadie más que uno ahogándose, de que todo es espejiso. Vi los otros poemas y me sentí más triste. Sin ganas de nada más que llorar, no sé desde cuando tengo esta sensación, como si me hubieran partido en dos y no dejara de sangrar.  Empiezo a sentirme mal nuevamente, con ganas de llorar y no moverme, hastiada, sin ganas, más que dormir y encerrarme en mi cuarto con mis gatos, con Reporterito.

Estoy cansada de hacerme la fuerte, ser dura, muy dura, cuando en realidad soy más débil que la hoja de papel, que una pompa de jabón. No puedo estar así, pero siento que lo he perdido todo, hasta la dignidad. No tengo ganas de nada, sólo ganas de renunciar, es demasiada tristeza, mucha tristeza.

También es como hablarle a la pared, a una pared enorme de piedra, pero las piedras no sangran, no respiran, así que no pueden escucharme. Me escucho en mis silencios, en mis propias voces, pero en mí nada es calma. Ni siquiera estoy viendo los errores ortográficos, no tengo ganas de pintar, como me pidió la psic. Tampoco de escribir lo que sucedió en el día de reporterito. Me siento mal, me siento mal por no poder decir que estoy mal, porque no tengo ganas de escuchar esa sarta de mentiras de que todo estará bien.

Que las cosas van con calma, que todo se arreglará, estoy harta de la gente que dice que debes estar feliz, blablabla. Harta de eso, harta de hablar y en silencio y no ser escuchada. De buscar quién me escuche, y honestamente creo que sólo mis gatos me escuchan, y yo, en mi tremendo griterío interno. Estoy cansada, profundamente agotada y con ganas de solamente dormir. No estoy completa. Me estoy rompiendo. Pero nadie escucha, ni responde.

Hercilia Gato

Miedos

Tengo las horas contadas, tan contadas, que no puedo ni cambiar mi testamento (sí, yo sí tengo testamento 27 años ha). Tengo mie...