mercoledì 12 ottobre 2022

Gula y amor







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Gula y amor

Hay pasiones que jamás mueren, una de ellas es comer, otra leer, y otra las adicciones, como el sexo. Aunque nunca he criticado a quienes tienen sus propias fijaciones, sus obsesiones. No he conocido alguna que sea rara, si acaso, aquel que se comía su semen. Cuando platicaban compañeros de cuáles eran sus vicios, por lo regular hablaban de alcohol, mujeres y drogas, yo contestaba que mi vicio era otro, sin decirlo tal cual. 


Nunca fui de novios por motivos crudos y por aburrimiento, me aburría terrible en la secundaria lo de escuchar de novios cuando yo sólo quería leer y hablar de política, de ciencia, de enfermedades, de otras cosas y mis compañeros odiaban leer. 

Las fantasías sexuales iniciaron después de tanto libro, mi ideal de hombre era un guerrillero como el Che y vivir con él escondida en las montañas, así como Arlen Siu, o un intelectual, tenía un diario donde la persona que se me acercara debía tener, mínimo, 210 requisitos a cumplir, con el paso del tiempo bajó a 120, 99, 90, 72, 60, 54... Hasta que me di cuenta no hay hombres perfectos. 

O bueno, sí los hay, son tan perfectos que si una comete errores, ellos creen no los mereces y se esfuman, yo como buena imperfecta que soy, no he logrado vivir con un perfecto. 

Pero la gula y el amor, el café, el mar, así como los gatos y libros, han sido dos de mis vicios, afortunadamente mi genética ayuda y no subo demasiado de peso, más que cuando estoy en pareja, porque es verdad eso de que uno se la pasa preguntando qué vamos a comer. 

II

Hubo una vez en que me dio por hacer platillos de alta cocina, andaba con un abogado que después fue funcionario de medio pelo, llegué a su despacho con unas croquetas de cangrejo y salsa de lima. Se encontraba con dos de sus compañeros, estaban encantados con el platillo veraniego. Al terminar los bocadillos salieron y nos dejaron a solas. Obviamente terminamos en su sofá cogiendo. No sé cuanto tiempo duramos, tal vez algunos meses, hasta que me aburrí. Sólo era sexo, no más. 

En una de esas conocí a su hermano menor de pura casualidad, era casi de mi edad, unos 25. A veces salíamos, se creía demasiado porque su hermano tenía un puesto más o menos importante. Soñaba con que el hermano le diera un puesto de achichincle.

En alguna ocasión nos fuimos varios del H. a un Frogs en Ixtapa, la comida totalmente dirigida al paladar estadunidense. Sin sal, insípida, sin picante. 

Mientras todos se emborrachaban yo me aburrí y decidí salir, recuerdo llevar una blusa de terciopelo azul marino transparente y un palazzo blanco. 

Fui al baño y las chicas que más había eran "niñas bien", vestidas a la moda y aspirando rayas de coca, una de ellas llevaba el polvo en un dije, parecido al de Sara Jessica Geller (Buffi, la caza vampiros), que usaba en la película Juegos Sexuales, donde el protagonista es Ryan Phillip*. Yo sólo me pinté los labios y salí por un lado del restaurant que daba a la playa, me fui a caminar cuando en eso Brun (le pondremos así porque no recuerdo su nombre), me alcanzó y me acompañó a caminar, recorrimos desde el Frogs hasta casi la entrada de la playa en Ixtapa. Caminar de noche en la arena es lo mejor.

Obvio que el cachondeo inició, pero cuando vimos, sólo había unos riscos enormes donde podíamos ocultarnos, nos desnudamos y me empezó a coger sobre una roca enorme. Recuerdo su esbelto cuerpo moreno y el frenesí que pusimos sobre esos riscos. Ha sido de los lugares más incómodos, inténtenlo mejor en la arena o adentro del mar. Al final nos vestimos y terminamos acostados en unos camastros de uno de los hoteles. Viendo el cielo sin estrellas, y sin promesas de vernos nuevamente. Me llevó hasta la carretera a tomar un taxi. Y desaparecí junto con la noche.

III

Ya he referido la causa de mi actitud. Pero creo que el descubrimiento de la sexualidad ha sido algo importante. El sexo puede ser lo más sublime, o también horroroso. Y algunas situaciones pueden modificar el comportamiento, como un abuso sexual, pero no soy psicóloga ni psiquiatra, así que le dejo esa parte a los terapeutas. La psique es una de las partes más emocionantes e influyentes para gozar o sufrir el sexo. 

El sexo, la sexualidad mejor dicho, es como cuando comes un chocolate por primera vez, hay quienes odian el sabor, otros disfrutamos sentir cómo se derrite en la boca lentamente, sentir el golpe del sabor en el paladar y la sensación placentera. Yo casi no como chocolates, por la epilepsia lo evito, y porque no sé comerlo moderadamente. 

Disfruto las sensaciones, ese explote del cuerpo, y no me refiero al orgasmo, sino todo lo previo. El flirteo, el juego, todo eso que hace explotar al final en un orgasmo imperecedero, brevemente eterno. 

IV

El barco 

No había más qué hacer que  una invitación a una fiesta en un yate. Obvio que una fiesta son más de diez, al menos ese número. Pero cuando llegamos a la Marina, a eso de las 10 de la noche (que también habían prometido saldríamos a pasear en la embarcación), no había más que un yate con un tipo esperándonos a las tres amigas que fuimos a pasar el rato. Cuando vi al tipo, un hombre pasado de los 50 años,aunque decía tener menos, luego luego pensé que nada de lo anunciado iba a ser. 

Tal vez fue que pasó la idea de que si ya estábamos ahí, lo de menos era matar el tiempo. El tipo dijo que la gente iba a llegar, pero ninguna de las tres creyó eso. Mientras más rato pasaba, nadie aparecía. Ami y Ali (permitanme llamarlas así) tomaban cerveza, luego pasaron a los tragos, yo no salía del refresco. El tipo, que era un viejo experimentado, cambiaba de música y contaba chistes corrientes o hacia mofa de una de mis amigas que ya tenía novio pero no fue a la invitación. 

Todo iba en un tono aburrido y no sé en qué momento ni si fue idea de Ali o de él, de que jugaramos a la botella, de prenda. Poco a poco salían las ropas, y cuando vi, los cuatro ya estábamos desnudos, el tipo no se inmutaba porque a pesar de su edad, su cuerpo era firme y bronceado, muy bronceado, aún recuerdo un collar que traía, de esos playeros, una cuerda con una piedra. No supe en que momento nos calentamos tanto que estuve a punto de ir con Ali y el tipo al camarote, tal vez que no me gustó tanto o una intuición. Ami también se quedó afuera, por el novio. Al final, me vestí y salí a caminar en busca de un taxi. Menos arrecha, y más incrédula de lo que en un momento puede suceder. 

V

Nunca dije que te amé porque no lo sentía así, me urgía volar, irme, aunque al final fuera a costa de mi integridad física y mental. Tenía 19 y tu 40.

Mentiría, de decir que no hubo ratos alegres, amenos, que no me atraías lo suficiente como para no meditar y quedarme contigo esa noche en tu casa, entregándome, dándote mi inexperiencia y juventud, despertando en la madrugada gritando a mi padre, asustada, temblorosa en una cama extraña sabiendo que con ese momento, lo iba a decepcionar, cuestiones sociales, machistas que hay en los pueblos. 

Pero lo que sí lograste siempre fue hacerme venir como no había pasado al inicio, y que descubriera, ese lado exhibicionista. Contigo fue amar la calle, la banqueta, disfrutar tener sexo en un baño público, o en un auto con el chófer viéndonos. 

Coger en tu consultorio mientras América tu asistente se daba cuenta, todas querían contigo, pero fui yo a la que elegiste como una presa,como un leopardo tras la gacela más joven. Yo no me sentía en ese entonces tan guapa, fue tu terapia la que me convirtió en lo que ahora soy. Recuerdo la vez que me quitaste la ropa y en tu espejo me pediste me mirará, que viera lo sexy que era. Eso, cambió mi concepción de mi cuerpo, y luego bajaste con tu lengua a chupar mi sexo, mi clítoris ardiente. 

Después de que concluiste la terapia, comenzaste a venir a casa, a verme, a ganarte a mis  padres con tu labia de conquistador. Una vez hice un pastel, estaba llena de harina en la ropa, mi sobrina me dijo que me arreglara porque ibas a llegar, pero decidí me vieras tal cual, sin maquillaje ni arreglar. Otro día salimos a la cancha, me dijiste que me amabas, me preguntaste lo mismo, y soo guardé silencio.

Y así fue hasta el día que me quedé en tu casa y me hiciste tuya, temblaba entre el placer y el miedo de no llegar a casa, al fin y al cabo, aun era hija de familia. A media madrugada, desperté gritando asustada, gritándole a padre. Luego, regresé a casa, y dijiste querías nos casaramos, pero yo no quise. Y coenzamos a vivir juntos, hasta que un dia entré a tu casa a buscarte y estabas desnudo, te vi así por la ventana, ya me habías dicho que eras adicto a la nalbufina. Tu ex, una enfermera gorda y cuarentona, me recibió a insultos, saqué  mis cosas y me fui a vivir a Acapulco con mi hermana, dolida en el ego. 

Pero lo hiciste otra vez, me llamabas y me mandaste un diario diciendo que me extrañabas, que te perdonara. Al final, fuiste por mi, y vivimos casi tres años en La Puerta, en esas casas Geo,  aún recuerdo la calle, Pensamientos, número 18. Y ahí salieron tus demonios,y el sexo imparable, la vecina  nos odiaba por tanto escándalo que hacíamos. Luego un día me diste a probar el rohipnol,me lo inyectaste vía intravenosa, la sensación ha sido de las mejores, duré horas caliente, no parabamos de coger, el problema fue que al bajón, dormí más de 18 horas seguidas.

Lo malo, tu adicción, alcoholismo, celos y golpes, mataron hasta el buen sexo. Pero el exhibicionismo, no lo pude dejar. Confieso durante años te odié por matar mi idea del y fueron felices para siempre. 

Y que he tardado en terminar este capítulo, pero todo tiene final, y agradezco los ratos uenos, el que hicieras mi autoestima mejorara, ser la mujer sexy que me faltaba ser. No, ya lo dije, no todo fue malo, y después de tantos años, aunque no te ame, te perdono. 

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Hercilia Gato 022´


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