Un dulce olor a pólvora
que inunda esta noche la calle, dulce olor a pólvora
que se mete en las entrañas.
Dulces y ácidas madrugadas, mañanas, noches y tardes en que morimos,
juramento de Calderón de acabar con el narco, de acabar con México,
palabras redundantes de gobernadores fieles a aplicar la ley.
Suenan las AK47 fuera de casa, sonaron y no hubo guachos
en busca de asesinos (perro no come perro),
Al sonoro rugir de las armas y la persecución se funde el miedo en los huesos de las madres,
se ponen de cabeza en Guerrero los maestros en exigencia a un alto a la inseguridad.
Se mata sin ton ni son, los soldados rondan, saben dónde están los asesinos, pero no pueden encarcelar a sus jefes, no pueden encarcelar o matar al presidente de la República.
Suenan las balaceras, caen niños muertos, caen sicarios,
pero nadie en su sano juicio denuncia, el terror está en los huesos de éste país.
Pero nadie dice que sobrevuelan marinos en las comunidades,
que entran los paras a desplzar comunidades,
que el niño yaqui corta marihuana porque lo obligan los sicarios-si no lo hace muere de hambre-
que Monsanto se adueña de parte de Chiapas,
que hostigan a las comunidades Zapatistas,
que hay un pueblo de mujeres sin senos a causa del cáncer que ocasiona una minera,
que en Copala siguen a la espera de justicia,
que la nena de 3 años aun espera a Víctor Ayala desaparecido,
Que Marco Antonio Ortiz el periodista, sigue desaparecido.
que se incrementa la trata de blancas,
que los megaproyectos de Fonatur avasallan y quieren despojar
todas las costas, incluyendo Zihuatanejo y Barra de Potosí,
que hay 49 familias esperando justicia por sus niños calcinados,
que sigue la represión.
Esta noche sonaron de nuevo balazos fuera de la casa,
esta noche no hubo operativos de un Guerrero seguro,
Esta noche me pregunto hasta cuando tu guerra contra el narcotráfico, Felipe Calderón,
Esta noche tengo más rabia e indignación.
Esta noche siento verguenza de mi piel vulnerable,
rabia y odio a tu sistema podrido,
rabia e indignación por todos los que callan y se acostumbran a la muerte,
a la entrada de los guachos, policías estatales, federales y marinos.
Al sonoro rugir del gatillo que se truena mueren en La Morena, La Laguna,
al sonoro rugir del convoy los niños corren, los alcanzan, los torturan, violan a las niñas.
Mi sobrino llega de visita y ve muertos, mi sobrina ve muertos...en Acapulco
La gente se me acerca y me dice que han pasado sicarios a pedirles cuota,
y mientras escribo, Calderón duerme tranquilo.
éste ya no es nuestro país, es una mancha de sangre con una absurda guerra,
la parca se quedó sin trabajo.
Bang, bang, bang siguen disparando en todas las costas y cordilleras,
Bang, bang, bang, hay retenes en la frontera de sicarios que cobran 500
por cabeza si quieres pasar tranquilo,
bang, bang, bang,, salen aterrorizados de los pueblos a la entrada de los guachos,
bang, bang, bang, los jóvenes se mueren y los padres se quedan llorando,
bang, bang, bang, no hay justicia para el pobre,
bang, bang, bang, madre se asusta y le digo no lo haga
porque esto lo escucha diario mi hermana en Acapulco.
Bang, pum, zaz, sigue la muerte, sigue la sangre al sonoro rugir
de la guerra de Calderón.
Bang, zok, pof, ya lo sé, es parte del sistema y de la estrategia intervencionista.
Duermo en medio del sonidero nacional con gritos de dolor e injusticias.
Lo sé, mi palabra como ciudadana y mujer no vale, la misma Suprema Corte lo avala
dando estocada a nuestros derechos.
Sì, lo sé, la gente se amuralla para no ver más allá de la absurda guerra del delirium tremens
del usurpador.
Un dulce olor a pólvora inunda esta noche mi cuarto y roba mi sueño.
Un dulce olor a pólvora y seguimos con masacres, represión y despojos
mientras el narcostyle se disputa las plazas...
Mientras, ahogados en el terror, el ciudadano, olvida lo que hay atrás de la farsa de la guerra versus narco.
Un dulce olor a pólvora inunda la calle, mientras, mi gato duerme tranquilo...
Yo...sigo sin seguir con la nariz que respira un dulce olor a pólvora...
Insoportable como los guachos y éste sistema asesino que nunca tolerare...
Dulce olor a muerte y a pólvora...
Hercilia Castro´011
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