martedì 17 dicembre 2013

Carta 1

Carta 1

A la extrañeza




Desde que llegaste mi vida cambió, las cosas no son como hasta hace días en que mi motivo era sólo moverme, levantarme de cama, esperar la rehabilitación, esperar la cita, que pasen los días, que pasen los días, desayunar, comer, usar el cómodo, sentirme mal por estar convalesciente. Tampoco son ya mis días de despertar, ver las noticias, asearme, desayunar, ver el correo, tomar café, esperar me ayuden a bañarme, esperar, esperar, esperar, buscar temas, ver si ressponde el objetivo, hacer los avances, esperar, hilar ideas, concentrarme, esperar, esperar, teclear.

Ahora despierto y te espero, espero -no sé cuántas veces llevo éste verbo- redacto y pienso en ti, pienso en ti como una loca cenajenada con trastorno obsesivo compulsivo, cuento las horas en que aparescaz, espero el desayuno, espero tu llamada, espero que me digas amor. Espero amarte y redacto, ahora me apresuro más en entrevistar aunque en el paso a la redacción y sumirme en las ideas voy igual de lenta, confieso bajo riesgo me lea mi jefe. Pero las ideas claras sólo se logran en ese estado de trance que tenemos los creadores.

Mi cuerpo se condensa, se metamorfosea y mis piernas se abren para que comiences a buscarme, darte mi agua y escucharte para saber que estamos juntos, espero, espero, espero.

Pienso en la hora en que ya camine, en que ya camine derecha, espero como novia ilusionada el día de la cita con el traumátologo, pienso en que te espero, en moverme de un lado a otro, en que es de noche y sólo de noche entro en trance (valga la frase) para decir cosas boitas, que al inicio del día me burlaré de mi y pensaté "Qué cursilería de mujer", en las ganas que tengo de quererte, de saber que estás ahí, ¿estás?.

Toco la tarde, espero, espero y me siento extraña esperando tu llamada, como que esta no soy yo escribiendo esto que no sé que sea, obvio hoy no escribo poesía y una pintura no es, pero espero te decidas o te de tiempo el tumulto de aparecerte en mis sueños.

Espero tu cuerpo, tu cuerpo imaginado, imaginario, tu sexo que me devuelve y erotiza, tu cuerpo que no aparece, no sé dónde éste, si desapareció como los miles de desaparecidos en éste sistema devorador de ideologías, porque antes te mata de hambre, que dejarte soñar y luchar por un mundo mejor.

Tu cuerpo que me transforma. A dónde está?, ¿A qué hora me mojará?.

Creo que le escribo a la extrañeza, la extrañeza del amor, la locura y la sin razón, el surrealismo, escribo de ti de noche, de el caos estatal le pertenecen mis mañanas, lidio con los humanos -ellos no entienden soy un gato- ven a una mujer que sueña un ideal, que se mete en problemas, que incluso en cama, les cuenta buenas istorias, aunque debo reconocer algunas veces las historias son sosas y aburridas, pero así es la política nacional del país.

Los míos no se qué vean, pero vieras cómo me reclaman, me reclaman no soy una hija con buen estatus, que gano poco, que esto hago mal, que esto no se dice, que aquí, que allá, que no sé qué, que cierre las piernas que me fije en lo que digo, que esto, que lotro, que blablabla, total, que nunca doy gusto y mientras me regañan debo confesar entro en mi y me desconecto, me meto a mi mundo, en mi mundo no hay gritos ni reclamos.

Pero pasa que guardo mi energía para cosas más importantes, considero los temas colectivos como algo central, primordial, la trascendencia del ser también me atañe, no persigo mariposas a lo tonto, ni me escabullo en mis tejados a lo loco, todo tiene un motivo, la rutina me asusta, debo confesar.

Hoy me dio por escribirte esta carta, contarte qué sé yo, tal vez, igual y sea la compulsión nocturna de escribir, echar al afuera los prejuicios diurnos, las estúpidas reglas que me impongo en el día para que crean soy común y corriente y toda una  mujer centrada y pacífica que escucha a todo mundo y transcribe sus condolencias, su sentir, su veldad.

Pero iba a hablar de la extrañeza, la extrañeza que me provocas, que me provoco yo cuando pienso en ti y me surgen unas inevitables ganas de estar escribiendo antes de dormir, o mejor dicho todo el día...

Quiero hablar de ti, por muy extraño que parezca, seguro ya notaste esto no tiene mucha hilación, pero te repito, de noche prefiero dejarme salir, salir a respirar un poquito por la noche sin estrellas donde mi mar son mis ideas y mis rimas absurdas convertidas al final en soliloquio, buscando al menos darte estética.

Escribo que te extraño, que locamente, bruscamente llegaste a mi vida, y auqneu parezca común y no extraño, de nuevo pienso en ti, mientras espero, espero, espero que llegué el día para escucharte, y saber también que tú, me amas. Cursi final, ¿no?.

Espero, espero, espero...y te deseo.

                                                          Hercilia Gato 013´

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