La entrada
Carta 2
I
De nuevo entraste en mi,
abríste la puerta y cruzaste
las sedas que cuelgan en la sala,
brillas en la oscuridad
o tal vez fue el tintineo del adorno hindú
El olor de los inciensos de mirra
te envuelve y tu rostro sonríe,
te espero aquí,
acostada y desnuda
entre las sábanas.
II
Amo tus ojos,
tu cabello lacio y tus labios
grandes ese rostro
de fuerza que me hace estremecer,
Esa lengua tuya
que me encanta me recorra.
III
¿A quién le hablo?
Despierto entre tus brazos,
las paredes calladas
susurran tu piel,
la parsimonia de tu voz
canta en mis gemidos.
Trato de no hablar
de ti, de no pensarte,
no dejarme regir por
los sentidos,
por ese sagrado banquete
que es la desnudez
la combinación de olores
y sabores, el sudor
que me anima a despertar,
el aroma de las piernas
que se abren y rechinan de líquidos,
tu semen,
mi sexo embrutecido,
deseoso de volar entre sábanas,
Desvanecida me hallo
feliz entre tus besos.
IV
¿Y si fueran mis besos?
¿Y si fueran otros besos?
La noche no sabe de la lógica,
no sabe más que de maullidos
y orgasmos.
V
Entraste con tu lengua y abriste con tus dedos
mi clítoris a punto de explotar,
caminaste por mis sentidos,
al borde de la locura
estoy.
VI
Lo visto no es tocado,
lo tocado es lo vivido,
abro la ventana
y salgo a través de ella,
vuelo de tu mano,
cruzamos estrellas, meteoros,
planetas y galaxias.
Resplandores salen
de nuestros cuerpos,
el corazón palpita
y el calor devora.
Mi fe se desnuda
cuando me posees,
y casi puedo creer
en la humanidad.
Me desatas calores,
los dioses existen entonces
en tu sexo que se viene en
mi garganta.
Otra vez llegas,
despierto,
todo está bien.
Hercilia Gato 013´
La Entrada by Hercilia Castro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Carta 2
I
De nuevo entraste en mi,
abríste la puerta y cruzaste
las sedas que cuelgan en la sala,
brillas en la oscuridad
o tal vez fue el tintineo del adorno hindú
El olor de los inciensos de mirra
te envuelve y tu rostro sonríe,
te espero aquí,
acostada y desnuda
entre las sábanas.
II
Amo tus ojos,
tu cabello lacio y tus labios
grandes ese rostro
de fuerza que me hace estremecer,
Esa lengua tuya
que me encanta me recorra.
III
¿A quién le hablo?
Despierto entre tus brazos,
las paredes calladas
susurran tu piel,
la parsimonia de tu voz
canta en mis gemidos.
Trato de no hablar
de ti, de no pensarte,
no dejarme regir por
los sentidos,
por ese sagrado banquete
que es la desnudez
la combinación de olores
y sabores, el sudor
que me anima a despertar,
el aroma de las piernas
que se abren y rechinan de líquidos,
tu semen,
mi sexo embrutecido,
deseoso de volar entre sábanas,
Desvanecida me hallo
feliz entre tus besos.
IV
¿Y si fueran mis besos?
¿Y si fueran otros besos?
La noche no sabe de la lógica,
no sabe más que de maullidos
y orgasmos.
V
Entraste con tu lengua y abriste con tus dedos
mi clítoris a punto de explotar,
caminaste por mis sentidos,
al borde de la locura
estoy.
VI
Lo visto no es tocado,
lo tocado es lo vivido,
abro la ventana
y salgo a través de ella,
vuelo de tu mano,
cruzamos estrellas, meteoros,
planetas y galaxias.
Resplandores salen
de nuestros cuerpos,
el corazón palpita
y el calor devora.
Mi fe se desnuda
cuando me posees,
y casi puedo creer
en la humanidad.
Me desatas calores,
los dioses existen entonces
en tu sexo que se viene en
mi garganta.
Otra vez llegas,
despierto,
todo está bien.
Hercilia Gato 013´
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