domenica 8 dicembre 2013

Sade



Sade me invita a contonearme en su sexo,
me jala la mano y hace le toque,
me lleva por la calle
sube mi mini,
mientras me pone contra la pared
y hurga entre  mi blusa
mientras aprisiona mis piernas.

Me llama mi amor
aunque no sepa un coño
lo que es el amor.

Jurgonea mis senos
mientras mi respiración se agita,
muerdo su oido,
quiero tragar su yugular
mientras aprisiona su mano
mi sexo.

Mis manos se deslizan
bajo su pantalón,
bajo su gran verga.

Subo mi pierna a su cadera,
sus ojos irradian fuego,
-¡Por Belcebú, qué grande la tienes, amor!-
su lengua aumenta
mi perversa piel.

Me habla al oido,
sabe que soy débil
con las palabras.

Sade saca su miembro y me lo mete,
me retuerce entre gemidos
y el ingenuo pensamiento
de si hago bien, o mal.

Mi seXo se deshace, clama
por su verga, por su posesión
endemoniada, endemoniadamente fóllame, amor.

Pero no le hablo aun de amores,
prefiero se venga en mi boca.

En las noticias de la tarde
salió que sigue el cerco al Senado,
aunque hoy aprobarán la Reforma Energética.

Sade me dice que nunca
me faltará su verga,
yo rezo porque la metida
sea eterna.

El Senador abadona la discusión
para irse a ver el futbol, pobrecito.

Sade
me agita,
me parte,
me destroza,
yo, me dejo.


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Sade by Hercilia Castro Balderas is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.







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