Sería capaz

Sería capaz de morderla si
se dejara,
si le permitiera entre a su almohada,
a sus rizos febriles que l incendian
la cara, la boca fresa
de excitación.

Sería capaz de arrancarle
el vestido,
saltar por sus senos y arrancar sus bragas,
tan sólo,
porque ella lo dejara entrar
a sus sueños.

Sería capaz de callar
para no molestarla,
de reprimir las ganas
de poseerla,
de abandonarla cuando le aburriera.

 Sería capaz de entrar por la ventana,
subir por sus caderas
y chupar la luna de su sexo,
su temible sexo sin descanso,
insaciable locura
que lo atemoriza.

Rogaría por meterle
la verga, por entrar en sus cavernas,
las grutas que lo llevan a ese río célibe
que tanto anhela.

Pero sólo si despertara del sueño,
si le permitiera la mínima caricia,
sería el homre más feliz,
de morir un momento entre su vientre.

el manjar de onix
y ambar que hay en su interior,
enloquecería feliz de morir
si ella volviera en sí
y respirara su presencia
sólo una vez.




Pero ella no está,
no vive más que en
el recinto de hades,
en los morados
cuentos de Sherezada,
sus piernas se abren
al placer,
se vuelan entre
la realidad (Su) y
la suave caricia
de lo intangible.

Moriría por ella, por sus gemidos
que ulceran la cordura,
que queman el pantalón.

No está,
sólo quedo
yo,
esperándola también
con mi lengua
y el corazón en zozobra.