domenica 18 novembre 2018

Elena y el astronauta (El astronauta en la luna)

El astronauta en la luna

El astronauta llegó al suelo lunar en el mes de octubre, miraba extasiado los cráteres del satélite, grisáceos, blancuzcos, fríos, como un desierto de hielo, asemejaba al frío invierno de diciembre junto a los volcanes y pensaba que a Elena, le encantaría estar ahí, sintiéndose como el principito en su asteroide. Era un logro estar ahí, haber estudiado y dedicado tantos años a la astronomía y no quedarse sólo en el laboratorio a ver detrás del caleidoscopio cuerpos astrales, lejanos, a millones de años luz, inimaginable el tiempo en que ascendiera, cando conoció a Elena a través de una onda digital, acordaron conocerse y fue así que comenzaron su relación. 

Con paseos al parque y mensajes melosos, al poco tiempo decidieron vivir juntos, trabajar, amarse. Elena dedicada a vender antigüedades y obras de arte que le compraba a los pintores urbanos, seleccionando, eso sí, las buenas obras, como si fuera descendiente de un coleccionista, escudriñando las formas, las texturas, los olores, y los sentimientos, viendo la pasión que ponían los artistas, y de paso, les ayudaba a exponer su obra.

Después de tres años de vivir con el astroviajero, él le propuso matrimonio, ni que pensara ella en decir alguna vez sí, en enamorarse desaforadamente de alguien que se la pasaba viviendo en las estrellas, inalcanzable e impredecible el destino de ambos. Cuando una noche, recibió la encomienda de ir a la luna. La emoción le hizo latir el corazón de alegría. Su sueño casi se completaba. Por eso decidió sorprender a Elena con su propuesta. Casi todo, un logro astral, el amor, y, a futuro un hijo, no más.


Los días lunares se la pasaba tomando fotografías y esperando le dieran la orden de regresar, pero la burocracia y los tecnicismos hicieron que fuera larga la estancia, tenía que racionar alimentos. Recibió la orden y justo para salir, el cohete, no arrancaba en el despegue. Tenía el propulsor un atasque y debía repararlo. Sintió que estaba en una pesadilla, sólo le quedaba seguir instrucciones para regresar ileso a tierra. 


Hercilia Gato 018`

1 commento:

Unknown ha detto...

Muy bueno... ya quiero leer el resto...

Miedos

Tengo las horas contadas, tan contadas, que no puedo ni cambiar mi testamento (sí, yo sí tengo testamento 27 años ha). Tengo mie...