Ambos estamos enfermos,
necesitados, orillados a la distancia,
como en un precipicio que se aferra a que se caiga,
entre los sonidos del tráfico, perdidos.
Angustiados por el dinero, estresados por el progreso,
¿Qué será de nuestra vejez?, ¿Qué será de las primaveras?
¿Qué será de las aves sin sus nidos en el manglar?.
Todo se me va,
como agua entre las manos,
No queda más que ausencias
del placer, de los besos entre el tráfico,
La memoria de lo inalcanzable.
Despierto, sigo enferma,
No he dormido casi,
Pero despierto buscándote,
ese es mi motivo para sonreír,
para creer.
Hercilia Gato 018´
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