venerdì 1 febbraio 2019

Carta 7


Porque nos amamos, nos deseamos,
nos peleamos y nos reconciliamos,
porque me busca y busco su piel
y nuestra pasión cada vez se acrecienta,
porque somos uno, y nos mojamos,
por eso y más, te amo.

I


Y entonces comenzamos a caminar, a recorrer por milésima vez la alameda, viendo sus grandes coníferas, el hemiciclo a Juárez y los despstados, los acarrerados defeños, los novios melosos, y comenzamos avivir.

A recorrer los espacios por los que pasaste para ir a tu trabajo, los mismos pasillos repletos de gente presurosa de cumplir, de llegar a tiempo, aunque no exista tiempo para descansar, pero nosotros lo encontramos.

II


Nos damos tiempo para amarnos, para coquetearnos y enredarnos en el juego del cortejo, de caminar tomados de la mano, así, respirándonos, deteniéndonos para tomarnos fotos, para sabernos amados, aprovechando pasar a las iglesias como simples turistas. Me gusta recorrer iglesias, toda la vida he ido, no por rezar, si no sólo ver, y ahora, tomar fotos, sentir las manos de nuestro pueblo esclavo poniendo piedra por piedra, marmol por marmol, retocando santos, haciendo plegarias y esperando milagros. El milagro de mi vida eres tú, y será nuestro hijo.


III


Y comenzamos a encontrar puestos de tlacoyos, en Coyoacán, los que también compraste en tu pueblo, a comer tacos de carnitas, tacos de barbacoa, consomé de borrego, huaraches, gorditas, salsas insípidas y sin chile, a comer huitlacoche y setas, comer tacos de guisado, quesadillas, tacos de suadero, atoles de chocolate que parecen más agua, porque no hemos encontrado aún mejor sazón que la que inventamos en nuestro hogar, porque no hay sabor que se iguale al de tus besos sobre mi piel y tu semilla resbalando en mi boca.


IV

Porque vamos, venimos, recorremos, paseamos, regresamos, subimos al metro que ya nos reconoce en sus cámaras, corremos, subimos y sudamos, sudamos enorme, sin fin, en la calle y en nuestra cama, a cada momento, en el día, en la tarde, en la noche, en la madrugada. Porque nos tomamos fotos con Bellas Artes, porque somos habitantes de nuestra vida, porque vamos sin prisa y sin pausa por la gran urbe, por tu colorido estado, por tu pueblo lleno de Tianguis diarios. Porque nos sentamos en los parques, en los jardines de las iglesias. Porque no hay mejor movimiento en este lugar que tus caderas sobre las mías y el vaivén de orgasmos que me haces sentir. Porque aún nos falta mucho por ver y recorrer amándonos.

V

Porque nada se iguala a tus orgasmos, me siento poderosa en cada golpeteo que das mientras te mojo, mientras me haces tuya, así, porque descubrimos el lado perverso y el lado sensual, el lado tierno y el lado fogoso, porque somos todas las posiciones, porque somos amos y esclavos de nuestra pasión, así, sin más, aunque a tus vecinos les incomode nuestra lujuria.

VI


Y luego me enamoro más, de tu piel, de tu boca de azúcar y tu semen de miel, porque no hay mejor postre que beberte, sentirme tuya, estar a tu lado, porque somos risa y somos dolor, somos llanto y caricias, porque me devuelves la ternura y la fe. Yo te tengo fe, creo en ti y te amo sobre todas las cosas, por sobre todos los dioses, antes que a mi patria, porque ahora mi patria es donde estés. En el lugar más equivocado, en el lugar más violento, nada existe más que tu amor, más que asirme a tu mano, asirme a tu cuello y dejarte la huella de mis besos, que alces mi blusa entre la mutitud, que metas tu mano en mis genitales mientras llegamos a metro Taxqueña. Porque volvemos a enamorarnos de esa ciudad monstruo, hermosa y vital, acarrerada y surreal. Porque reconoces nuevamente los lugares donde ibas de adolescente en tu pueblo, porque nos volvimos unos adolescentes tardíos, porque nos amamos como adolescentes calientes, porque cualquier oportunidad en cualquier lugar, sirve para jurarnos amor, para besarnos, desearnos, soñar, y volar, y porque sé, que te amo, eterna, desesperada, mojada, húmeda y etérea, te amo, Iván.


Hercilia Gato 019´


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